jueves, 3 de febrero de 2011

No sé si es extraña o no... lo que está claro es que tiene "maxia".

Copio y pego el artículo escrito por Paco Nadal en su blog:

http://lacomunidad.elpais.com/paco-nadal/2011/2/2/vigo-extrana-ciudad


"Sigo mi viaje por Galicia. Voy subiendo desde la desembocadura del Miño, es decir desde la frontera con Portugal, hacia las Rías Baixas. Y mi siguiente parada es Vigo.
Vigo siempre me ha parecido una ciudad extraña. En el imaginario colectivo del viajero Vigo es una ciudad industrial, moderna, bulliciosa, caótica y demasiado transformada. Es verdad que no tiene la monumentalidad del casco histórico de Pontevedra o de Santiago.
Pero Vigo tiene un punto especial, una faceta cosmopolita y cultural, canalla y burguesa a la vez, que la hace envidiable. Hay algo que engancha en esta ciudad que ha crecido sin respetar su pasado (ves fotos de lo que fue la Ribeira del Berbés y de lo que es ahora y te caes muerto), pero que es vibrante y dinámica. Que tiene rincones aún de sórdido puerto de ultramar, con lupanares en los callejones que suben a la praza do Rei que traen memorias de las putas tristes de García Márquez. Y rincones fabulosos como la rúa Príncipe o la rúa Colón, con la mejor arquitectura burguesa de España, palacios eclécticos de poderosas fachadas, importantes galerías de arte, algunos de los mejores museos de Galicia.
Muchos piensan que la movida de los 80 fue un invento de Madrid y de Tierno Galván. Pero Vigo fue la co-capital de aquella experiencia que dejó grandes grupos y grandes obras, y también muchos damnificados por el camino.
Si queréis descubrir esta cara vanguardista de la ciudad más industrial de Galicia, os recomiendo dos museos:

Por un lado, el MARCO, el Museo de Arte Contemporáneo, una inteligente rehabilitación de los antiguos juzgados de la rúa Príncipe. Las salas giran en torno a un patio circular cubierto que tiene más de terma romana que de cárcel municipal decimonónica. Ahora mismo (y hasta el 24 de abril) hay colgada una exposición retrospectiva del fotógrafo gallego Virxilio Vieitez que os recomiendo vivamente.

El otro espacio es el Museo do Mar de Galicia, una genial intervención de César Portela, uno de mis arquitectos más respetados, junto con el italiano Aldo Rossi sobre una antigua fábrica de pescado a orillas del mar, camino de la playa de Samil. El museo engloba de manera portentosa las viejas naves industriales, las nuevas construcciones, el faro, el espigón, las ruinas de un castro de la Edad del Bronce que aparecieron debajo y el mar, como un elemento más. Una pasada de edificio.
Formas extrañas y sugerentes para una ciudad extraña y sugerente."